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A partir de ese momento, el foco de la investigación, legal y periodística, cambió. Aquella campaña y la siguiente fueron las cimas de Chicago como bloque, pero ese poder no pudo traducirse en volver a las Finales. Como dije anteriormente, fue muy difícil probar que Nixon estuviese al tanto de las operaciones de espionaje, y mucho menos que fuese el instigador del robo de los cinco. Nixon se dio cuenta de que el juego se había acabado. En cuanto al juego de lentes, cuenta en la parte trasera con una combinación de sensores de 12 megapíxeles, con estabilización óptica de imagen y apertura f/1.8 en el principal y un tele con apertura f/2.4 para el secundario.

Esta visa la puede solicitar un ciudadano argentino cuando tiene intención de trabajar en España por su cuenta. He viajado a varios países del Sudeste asiático, muchos destinos en Europa y, por supuesto, en España. Una semana después, Bernstein y Woodward publicaron el libro “Todos los hombres del Presidente”, del cual Robert Redford produciría una exitosa película. El 30 de abril de 1974, Nixon entregó al Congreso una transcripción editada de las cintas. A principios de agosto, la Casa Blanca entregó una de las cintas. Los jóvenes más talentosos serán invitados a una entrevista, presencial o a distancia. Los disparos a larga distancia del Post cobraron por fin significado en el cuerpo de la víctima, nada menos que el presidente de Estados Unidos.

Dean lo sabía, y sugirió a los senadores que preguntaran a otros testigos si sabían algo sobre grabaciones en el Despacho Oval. Butterfield respondió afirmativamente. Sí, había un sistema de grabación en el Despacho Oval, y todas las conversaciones con el Presidente se grababan, incluso las telefónicas. El 37º Presidente de Estados Unidos era un hombre muy complejo. Sumado a ello, su negativa a entregar las cintas de la Casa Blanca, aún cuando la Suprema Corte de Justicia se lo había ordenado, fueron razones suficientes para que el Congreso de Estados Unidos abriera un proceso de destitución (impeachment). Al día siguiente, al mediodía, Gerald Ford juraba le cargo como el 38º Presidente de Estados Unidos. Al día siguiente, una delegación de senadores republicanos llegaron a la Casa Blanca para decirle al Presidente que debía renunciar.